Tuvo que ser un shock en su época. Mujeres voluptuosas y fuertes, vistiendo como hombres y usando el sexo y la violencia para conseguir sus objetivos sin ningún tipo de cortapisa moral.
Las bailarinas gogó son tres chicas a las que tras una dura noche de trabajo les gusta montarse en sus coches, pisar a fondo, y buscar problemas. Por eso, cuando encuentran a una joven pareja en medio del desierto, y les retan a una carrera no es de extrañar que él acabe muerto, y ella sea raptada por las tres mujeres. En una parada para repostar, el encargado de la gasolinera les cuenta que en medio del desierto vive un viejo hombre con sus dos hijos, y que esconde una enorme fortuna. Las chicas se dirigen a la casa con el objetivo de que las inviten a pasar allí el tiempo necesario para averiguar dónde está el dinero y desplumar a la familia…
Los admiradores de Tarantino deben verla para conocer una de sus fuentes de inspiración. Pero también cualquiera que disfrute del espíritu lúdico y de barraca de feria del cinematógrafo, debe acercarse a la obra de Russ Meyer.
Cuanto más vemos cine del que ha influido a Tarantino, más original resulta su propuesta estética; convertir en cine de autor las principales tendencias del cine de explotación tan denostado en su época y que, a veces, contiene más cine de verdad que otras propuestas más prestigiosas.