Vuelta de Raimi al cine desenfado de sus inicios en el que mezclaba gozosamente y sin prejuicios terror y humor. Tantos años alejado de la serie B (La saga de Spiderman y hasta una de beisbol con mi querido Costner) que ha perdido la capacidad de desbarrar lo suficiente. No obstante, hay partes muy divertidas y frenéticas. Lástima que, en ocasiones, intente darle algo de lógica al conjunto y caiga en el aburrimiento
La historia gira en torno a una joven (Alison Lohman) que trabaja en un banco concediendo préstamos hipotecarios y que, tras negar la rehipoteca a una anciana, ésta se venga haciéndola portadora de una maldición.
A pesar de su timidez gamberra, hay partes memorables como los enfrentamientos entre Lohman (desmejorada en algunas escenas, preciosa en otras) y la vieja zíngara.
La obsesión de la peli por el sexo oral es más que evidente. Ambas protagonistas son obligadas a tragar objetos cilíndricos cada vez más grandes a lo largo de la peli.