Una comedia muy divertida que manufactura la última comedia hollywodiense (descabellada, estúpida, lúcida y grosera a partes iguales) de tal manera que la hace aceptable para el gran público. En el proceso de elaboración, la mejora notablemente gracias a una estructura más trabajada y uno comentarios sociológicos muy perspicaces.
Es la historia de una desmadrada despedida de soltero en la que el futuro novio y sus tres amigos, dos días antes de la boda, se montan la juerga padre en Las Vegas. Doug (Justin Bartha) viaja a la ciudad del juego con sus mejores amigos Phil (Bradley Cooper) y Stu (Ed Helms), así como su futuro cuñado Alan (Zach Galifianakis). La juerga es de campeonato y, como era de esperar, a la mañana siguiente tienen una resaca monumental. El problema es que, siendo incapaces de recordar nada de lo ocurrido durante la noche anterior, se encuentran con que el prometido ha desaparecido, topándose en su lugar con otras dos sorpresas en la suite del hotel: un tigre y un bebé.
Si quieres pasar un buen rato sin pretensiones, pero al mismo tiempo no sentir vergüenza ajena, ésta es una buena propuesta. El hecho de que se utilice una elipsis extrema, hace más interesante y divertida la descripción de las consecuencias de la noche de farra y la búsqueda de la información perdida en la memoria por culpa del abuso de todo tipo de sustancias alucinógenas.
Aunque no debemos olvidar al alucinante personaje oriental, sin duda el descubrimiento cómico de la película es Zach Galifianakis, como el cuñado absolutamente pirado. El protagoniza parodias tronchantes como la de “Rainman”.