Hace mucho tiempo que no aparecía por nuestras pantallas una película estadounidense tan desmañada y chapucera como ésta. Indudablemente, es un defecto pero, en una industria hollywoodiense actual tan perfecta como aburrida y previsible donde todos los riesgos están calculados y nada se deja a la improvisación, casi resulta simpática.
El profesor de universidad Jack Gramm, que también trabaja como psiquiatra forense para el FBI, recibe una amenaza de muerte en la que le quedan sólo 88 minutos de vida.
Posiblemente la peor película protagonizada por Pacino, por lo menos no es aburrida. El primer tercio del film hay que verlo para creerlo. Ni siquiera se alcanzan los mínimos en cuanto a ubicación espacial y claridad expositiva. Vamos, que no se entiende nada muy bien.
Sin embargo, el tercio central es interesante y presenta una perfecta planificación, tanto en las escenas de interior como en las de exterior. Parece que lo ha rodado otra persona. Quizá haya sido así.
El tercio final vuelve a ser espantoso, pero en este caso, por un guión patéticamente forzado. Si se aburren mientras la ven, siempre pueden dedicarse a regocijarse con los cambios de peinado de Pacino en un film que se supone que se desarrolla en tiempo real.