Un relato sin concesiones y a la vez profundamente atractivo e interesante. Una perspicaz visión de la lucha de clases que no deja títere con cabeza.
A la habitual crítica a la prepotencia y pedantería de las clases altas británicas se suma un personaje memorable: un Laurence Harvey como proletario con mala conciencia de clase que confunde lo que desea con lo que cree que desea. O mejor, con lo que cree que le han robado y merece… Sublime escena final.
Joe Lampton (Laurence Harvey) es un joven ambicioso que quiere llegar muy alto en la vida. Después de aceptar el trabajo de contable en un pequeño pueblo del norte de Inglaterra, se da cuenta que se puede aprovechar de los lugareños. Pronto se acercará a Susan (Heather Sears), la hija del hombre más rico y poderoso de Warnley, pero éste se interpone en su camino y envía a su hija de vacaciones. Sin tiempo para rendirse, Joe se lía con Alice (Simona Signoret), una mujer madura aburrida de la vida de pueblo. Joe cae rendido ante la experiencia y la sofisticación de Alice, y hasta le pide que deje a su marido, pero cuando Susan vuelve a Warnley, los planes de Joe vuelven a dar un giro radical en pos de sus propios intereses…
Una cita imprescindible para los aficionados del cine clásico. Se trata de una perfecta mezcla de madurez narrativa, profundidad psicológica, conciencia social y absorbente entretenimiento.
Algunos diálogos contienen referencias sexuales explícitas, que sorprenden teniendo en cuenta el año de producción de la cinta. Además, las escenas amorosas entre Harvey y Signoret (ganadora del Oscar) destilan sensualidad y naturalidad.
Perfecta la elección de Heather Sears como una “dream girl” de la alta sociedad británica. Además en versión original se pueden apreciar las perfectas inflexiones de voz que utiliza para caracterizar a su personaje.