Una buena premisa. La película se centra en la curiosa búsqueda de un tesoro español por la California actual plagada de urbanizaciones y centros comerciales. Los buscadores: un padre bipolar y su hija adolescente, más que harta de los problemas mentales de su progenitor. Sin embargo, se queda en eso. La cinta nunca engancha lo suficiente, aunque hay que reconocer que entretiene y se centra más en el estudio de personajes que en la propia peripecia.
Douglas es una hombre mentalmente inestable que, tras salir de una institución mental, trata de convencer a su hija (Evan Rachel Wood) de que hay oro desde los tiempos de los españoles enterrado en alguna parte en el extrarradio de la ciudad.
La película no es nefasta, pero no merece la pena dedicarle dos horas de nuestro tiempo, a pesar de que Douglas y Wood están magníficos: ese es el verdadero motivo para ver la película.
Producida por Alexander Payne, director de “Entre Copas” y “Election”, mucho más acertado en éstas, que en la película que nos ocupa.