Un pasote, un desparrame. Larry Charles y Sacha Baron Cohen superan los altos límites de incorrección de “Borat”. No dejan títere con cabeza al dar voz y confianza, para que hablen sin pudor, a lo más casposo, cutre y terrible de la sociedad estadounidense.
Tras el éxito mundial de Borat, Sacha Baron Cohen interpreta a un reportero gay, con cierta obsesión por la moda y por el culto al cuerpo. Esto le llevará a parodiar a los diseñadores de alta costura y modelos.
Sólo recomendable para aquéllos que sepan lo que van a ver y estén de acuerdo con, o al menos no rechacen, la cosmovisión y los métodos de trabajo de esta pareja subversiva. El fin puede ser ofensivo para muchos espectadores.
Toda la película es una locura, pero algunos momentos son especialmente destroyer. Ejemplos: los padres de los niños actores dispuestos a que sus hijos hagan cualquier cosa por triunfar, la extrema relación sexual de Bruno con su joven amante oriental o la secuencia con los miembros de un Club de Swingers.