Con una estética deudora de Mad Max tanto como de la serie Deadwood, los hermanos Hughes vuelven a demostrar, tras Desde el infierno, que su mayor virtud es la creación de atmósferas fantasmales a partir de un especial cuidado por la fotografía y la dirección artística.
En un futuro apocalíptico, un guerrero solitario deberá vivir todo tipo de aventuras para traer a la sociedad el conocimiento que podría ser el origen de la salvación de la humanidad.
Criticar este film por su falta de profundidad es pedirle peras al olmo. En otros tiempos, esta historia se hubiera contado bajo los parámetros de serie B y hubiera sido un éxito en los videoclubs de los 80. Como ahora se cuenta con una gran estrella y un elevado presupuesto, se da por hecho, que la trama debe tener mayor empaque.
Pienso que el film cumple su objetivo de entretener y aportar sus pequeñas gotas sobre la importancia de la fe y la religión en la cultura estadounidense.