Cine de consumo de los ochenta dentro de la línea de producción de enredo que tantos momentos de diversión nos aportó, con Barbra Streisand y Goldie Hawn a la cabeza.
El guión está escrito por Neil Simon, uno de los principales dramaturgos cómicos de los años setenta y ochenta. Cuando era chaval me encantaban sus pelis: “La chica del adiós”, “Confesiones de mi adolescencia” y ” California Suites”. Algunas, como esta última, han soportado muy bien el paso del tiempo. Viendo otras, como la que nos ocupa, entiendo a los críticos que la acusan de ser brillante, “demasiado brillante”, como bastantes diálogos resultan demasiado artificiales e impostados.
Nick Gardenia es un escritor que, mientras trabaja en una novela en su retiro de la playa, es secuestrado por dos rateros que le obligan a robar un banco por ellos. Nick sólo puede recurrir a su ex-mujer, Glenda. Como Glenda es una apasionada de los animales abandonados, no puede negarse a ayudarle. El problema está en ocultarle de su marido, un hombre muy severo y que es el fiscal del distrito.
Sólo, si como yo, eres fan de Chevy o Goldie, o al menos de este tipo de comedia amable, e “ingeniosa”. Si no perteneces a estos grupos, se te puede indigestar.
La secuencia inicial es perfecta y representativa de aquella época. Primero, unos carísimos planos aéreos, totalmente innecesarios para la historia, pero que nos meten de lleno en la forma de vida del protagonista, un Chevy Chase que nos regala algunos momentos descacharrantes. Después, una situación frenéticamente planteada con toques de humor.