Una experiencia fundamentalmente estética en la que Haynes realiza un esfuerzo titánico por recrear a la perfección las principales tendencias cinematográficas de los años 60 y 70.
Un perfil del legendario músico Bob Dylan en el que siete personajes distintos personifican diferentes aspectos de la vida personal y profesional del mítico cantante norteamericano.
Imprescindible para estudiosos y amantes de la fotografía cinematográfica. También es loable el empeño por aprehender al inasible Dylan a través de sus diversas personalidades. Los actores colaboran decisivamente en ese empeño. Lástima que Haynes se olvide del espectador y de conseguir mantener su atención. La última parte del film se hace muy cuesta arriba. Acaba aburriendo.