Una cinta dificil y áspera que no le pone fáciles las cosas al espectador. Sólo después de verla y pensar en ella es cuando descubres que has visto una pequeña maravilla, pues, durante la proyección, no llegas a empatizar con la historia ni sus protagonistas. Y ese el objetivo: deshollywoodizar la trama, plagada de situaciones incómodas pero sin sentimentalismos, coartadas, aire para respirar o finales felices. Sólo una niña que decide que no va a caer en el victimismo social y va a luchar contra su propio destino…¿Lo conseguirá? ¿Dejará de ser una margarita bajo el efecto de los rayos gamma? ¿Podrá vencer la indudable desigualdad de oportunidades que todos tenemos desde que nacemos?
La vida de una viuda excéntrica y amargada y su relación con sus dos hijas, de caracteres totalmente opuestos.
Todos los aficionados al cine de personajes de los 70, que indagó en el alma humana con respeto y profundidad, tienen una cita ineludible.
La sinopsis es reveladora de una época, para mí, inolvidable de Hollywood. La película empieza y no sabes muy bien de que va, pero te mola. La película avanza y no tienes claro el género y sigues sin saber de qué va, pero no te importa…Descubres que es una cinta sobre personas.
Ahora es lo contrario. Las películas muestran su tema desde el principio y casi nunca hablan de personas.
Grandes Newman y Woodward por ser tan valientes.