Un buen ejemplo de cine de consumo hecho con mucha dignidad. Rabiosamente entretenida y con un diseño visual de lo más conseguido. El guión de Diablo Cody aporta importantes gotas de feminismo del nuevo milenio y una mala uva considerable. Durante los dos primeros tercios, la película se aleja totalmente del cine de terror al uso. Desgraciadamente, en su parte final, da a su público natural la previsibilidad que éste espera.
La guionista de «Juno» y la protagonista femenina de «Transformers» se juntan en un thriller en el que una sexy cheerleader poseída comienza a asesinar a sus compañeros de clase. Jennifer Check (Megan Fox) es la nueva estrella de las cheerleaders de un instituto de Minnesota, en una zona rural y aparentemente tranquila. Pero Jennifer será poseída por unas fuerzas extrañas y malévolas que la impulsarán a asesinar a todos sus compañeros de clase, principalmente a todos los chicos que quieren ligar con ella…
Sólo si disfrutas del cine de lo que se llamaba en los 70 en los Estados Unidos cine de explotación, aquí conocido como cine de barrio o de programa doble. Películas de géneros, en aquel tiempo, menores como el terror, la ciencia-ficción, realizadas con oficio y con un gran sentido del ritmo y el lenguaje cinematográfico. Por supuesto, cita imprescindible para las legiones de fans de Megan Fox, aunque la que borda su papel es Amanda Seyfried, muy alejada aquí de su candoroso papel en “Mamma mia”.
Diablo Cody ataca la sociedad de la apariencia y de la dictadura de la belleza y la juventud descerebrada. A un personaje femenino le clavan un cuchillo en el corazón y no se le ocurre decir otra cosa que: “no!!!!, mi teta!!!!”. Genial.