ESA MALDITA Y CONSTANTESENSACIÓNDE ESTAR VIENDO UNA (ANTIGUA)PELÍCULA
CALIFICACIÓN: 2/5
Estados Unidos, 2013.- 132 minutos.- Director: Lee Daniels.- Intérpretes: Forest Whitaker, Oprah Winfrey, David Oyelowo, Cuba Gooding Jr., John Cusack,Terrence Howard, Lenny Kravitz, James Marsden, Vanessa Redgrave, Alan Rickman, Liev Schreiber, Robin Williams, Jane Fonda, Clarence Williams III, David Banner, Michael Rainey Jr., Alex Pettyfer, Mariah Carey.- DRAMA HISTORICO.- Lee Daniels debe creerse que es la hostia. No hay más que ver el título original para darse cuenta de su autoconsciencia como autor. Desgraciadamente para Lee, su filmografía desmiente sus ambiciones. Si bien sus películas anteriores resultaban interesantes, ninguna acaba por ser convincente. Su opera prima me sigue pareciendo la mejor de su filmografía: Shadowboxer era tan excéntrica y bizarra que resultaba reconfortante.
Su entrada en el mainstream con Precious caía en el tremendismo y El chico del periódico desperdiciaba una buena historia y unos toques provocadores: esa Kidman curando una picadura de medusa practicando una lluvia dorada entra de lleno en la antología de las grandes y memorables escenas fuera de tono en la corriente principal hollywoodiense.
Todas ellas se podían defender por su condición de rara avis. Sin embargo, el mayor pecado de El mayordomo es su triste convencionalidad. Más allá de elementos anecdóticos como que se muestren los problemas de estreñimiento del presidente Lyndon Johnson, la cinta es muy antigua y sus fotogramas casi nunca trasmiten verdadera vida. Salvo excepciones, como la escena en la que se alterna el entrenamiento de los jóvenes por los derechos civiles para practicar la resistencia no violenta con la preparación de la mesa para una cena de honor en la Casa Blanca, todo suena a sobado, a mil veces visto, a repetición de fórmulas mucho mejor desarrolladas en el pasado.
Concebida para gustar a todos y no molestar a nadie acaba siendo cobarde y pacata en sus planteamientos. Las escenas familiares, con la bastante insoportable Oprah, nos importan un bledo. Si a eso añadimos la sensación continua de estar viendo una peli, la incapacidad del film para trascender de su propia condición de mentira filmada para embaucarnos y emocionarnos sólo se puede hablar de decepción.
También es evidente la sensación de falta de medios y/o talento para rodar las escenas de exteriores, algo francamente complicado cuando se trata de un film ambientado en un pasado reciente que todavía muchos espectadores vivieron y recuerdan. Escenas como la de la estación de autobuses o las del tiroteo en una calle nocturna parecen rodadas con planos tan cerrados para ahorrar en ambientación y nos parece oír a un miembro del equipo decir “3,2,1 y…acción” como si se tratara de un film sobre un rodaje, de cine dentro del cine. Y es que la artificiosidad lo empapa todo.
Una mirada a la vida de Cecil Gaines, mayordomo jefe de la Casa Blanca durante el mandato de ocho presidentes (1952-1986), lo que le permitió ser testigo directo de la historia política y racial de los Estados Unidos.