Cuando me preguntan porque me gusta tanto el cine de los 60 y 70, películas como ésta son la respuesta. El recientemente fallecido Mazurski es un director capaz de lo mejor (Una mujer descasada, Proxima parada Greenwich Village) y de lo peor (Alex in wonderland)…y muchas veces responsable de obras interesantes pero fallidas (Bob y Carol, Ted y Alice).
Siempre atento a su sociedad, este judío neoyorkino consigue su obra más redonda, más humana, más imperecedera (dentro de una filmografía voluntariamente coyuntural) con las peripecias de este anciano que decide rebelarse contra su previsible destino de geriátrico o vagar de casa en casa de sus hijos y lanzarse a la carretera junto a su gato Tonto.
En ese viaje no sólo descubrimos la tan fascinante como desorientada América de los 70 sino, sobre todo, lo que significa ser viejo dentro de una locura colectiva (que aumentado y se ha extendido hacia los niños) por la juventud como paradigma de perfección.
Desde los primeros planos de ancianos dejando pasar las horas en un barrio popular de Nueva York queda claro que el film va a significar, ante todo, un homenaje a un colectivo que es veneno para la taquilla: la tercera edad. Con una naturalista puesta en escena Mazurski consigue con aparente facilidad lo que ahora es un trabajo titánico: saber que estás viendo una obra de ficción pero llegar a olvidarlo y sentir que asistes a la vida, no a la “vida real” del cine de datos de hoy en día, sino LA VIDA y su significado si es que lo tiene.
Mención aparte merece la interpretación de Art Cartney, merecido ganador del Oscar, aunque el gato tampoco lo hace nada mal.
Critica en español en el blog gitanesque
Crítica de Roger Ebert en inglés
Ficha de la peli
Veredicto: Imprescindible. Una de las principales underrated movies (películas infravaloradas) de los 70.
70.