NADA QUE CONTAR CALIFICACION: 1/5Estados Unidos, 2010.- 100 minutos.- Director: Josh Radnor.- Intérpretes: Kate Mara, Malin Akerman, Josh Radnor.- DRAMA.- Sam Wexler, un joven aspirante a escritor, tiene un día pésimo: debe acudir a una importante cita con el director de una prestigiosa editorial de Nueva York y se despierta tarde y con resaca; por […]

NADA QUE CONTAR CALIFICACION: 1/5Estados Unidos, 2010.- 100 minutos.- Director: Josh Radnor.- Intérpretes: Kate Mara, Malin Akerman, Josh Radnor.- DRAMA.- Sam Wexler, un joven aspirante a escritor, tiene un día pésimo: debe acudir a una importante cita con el director de una prestigiosa editorial de Nueva York y se despierta tarde y con resaca; por el camino se encuentra con un niño que ha perdido a su madre en el metro; Sam se debate entre continuar su camino o hacerse cargo de él hasta que encuentre a su madre. Como ésta no aparece, decide entonces llevarlo consigo a la editorial. La cita constituye un estrepitoso fracaso. Su vida sentimental no va mucho mejor que su carrera, pasa de una relación a otra, evitando cualquier tipo de compromiso, hasta que conoce a Mississippi, una hermosa camarera que es también cantante. Queda tan fascinado por ella que le propone un curioso trato que hará tambalearse su vida y la de sus amigos.Ejemplo paradigmático de los principales problemas creativos del cine actual, en general, y del cine independiente americano en particular.En primer lugar, el motor de los proyectos. En el pasado un autor luchaba contra viento y marea por conseguir plasmar en imágenes cinematográficas aquello que sentía imperiosamente que tenía que contar, esa historia que le salía de las tripas. Sin embargo, actualmente, parece que el objetivo primigenio es rodar una película (la que sea) sin partir de la necesidad de expresarse. Simplemente poner el pie en la puerta entreabierta, a ver si tu propuesta gusta y te acogen en la industria para rodar la quinta o sexta parte de una saga comercial. Una industria, en definitiva, capitaneada por técnicos más que por artistas.En segundo lugar, como bien dice el propio protagonista, proyecto de escritor, su vida ha sido tan cómoda, tan normal, tan exenta de sobresaltos que tiene serios problemas para encontrar en ella algún suceso susceptible de convertirse en materia artística. Lo mismo le ocurre al director, guionista y actor que interpreta a este personaje: nos endilga un libreto carente de verdaderos conflictos y de personajes potentes. Si además los diálogos oscilan entre la estupidez y el sopor, el fracaso es casi absoluto.En las antípodas, por tanto, de los grandes directores del pasado que, además de ir pasando por cada uno de los oficios cinematográficos vivían la vida intensa y peligrosamente, siendo unos grandes conocedores de la condición humana.En tercer lugar, estos directores se inspiraban en la vida para crear sus obras. Sin embargo, las nuevas generaciones formadas en escuelas de cine, crean productos perfectos pero carentes de vida. Como dijo Paul Mazursky (el rompedor director americano de los años 70 y 80) los jóvenes directores se inspiran en el cine para hacer más cine, no en las cuitas del ser humano.Finalmente, decir que si el director opta por inspirarse en el pequeño mundo que conoce, como es el caso de la cinta que nos ocupa, el resultado es aún peor. Ya que este está plagado de tipos superficiales, que hacen pocas cosas interesantes y que su manera de hablar oscila entre el tostón, la pedantería y la estupidez.En definitiva, esta cosa es un rollo importante.

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