EL SEXO COMO ANTITESIS DE LA FELICIDAD
CALIFICACION: 3,5/5
Gran Bretaña, 2011.- 99 minutos.- Director: Steve McQueen.- Intérpretes: Michael Fassbender, Carey Mulligan.- DRAMA.- 100% Una película turbadora, nihilista, existencialista… con un argumento que se puede resumir en cuatro líneas pero cuyas cargas de profundidad perviven en el espectador tiempo después de la proyección.
Con el reclamo del sexo explícito y unos contundentes desnudos, las pocas salas que la proyectan se están llenando. Sin embargo, estamos ante una de las películas más antieróticas de toda la historia del cine sobre sexo. Como el Marlon Brando de El último tango en Paris o el Jack Nicholson de Conocimiento carnal, el Fassbender, magnífico trabajo, por cierto, de Shame entiende el sexo como pulsión incontrolable, como necesidad incapaz de ser satisfecha, como acto personal no compartido (bien por onanista, bien porque el otro es entendido como puro objeto), como antítesis a la expresión del amor humano, como búsqueda desesperada de una felicidad inalcanzable, como individualismo radical que no te hace crecer, sino que te destruye.
Película atmósferica, opresiva, fría y terrible, encuentra su cálidez, que no su coartada sentimental ni válvula de escape, en el arriesgado personaje magníficamente interpretado por Carey Mulligan.
Cinta capaz de captar el espíritu de una época en la que el simulacro, la realidad y la subjetividad parecen una misma cosa en las relaciones sociales de nuestro entorno globalizado del siglo XXI.
El protagonista es un caso extremo de sociopatía perfectamente descrita en un montaje paralelo entre las llamadas desesperadas de Mulligan y el descenso al hedonismo extremo de Fassbender. Muchos no estamos tan, tan lejos del protagonista.
Por último, comentar que la escena final que cierra la estructura circular del film, abre el debate sobre el conservadurismo del film.